Antes del siglo XX, el término de ‘inteligencia emocional’ era una incógnita dentro de la sociedad española. No obstante, es a partir de este siglo cuando la sociedad empieza a familiarizarse con este término gracias a la contribución de diferentes científicos, tales como Darwin, Freud, Goleman, …, que empiezan a crear lo que denominaremos como la ‘raíz de la inteligencia emocional’. Considerando la importancia que en el mundo actual tienen las emociones y la creatividad para el desarrollo de una ciudadanía responsable, cívica y ética, en 2014 Canarias decidió dar el paso e implementar la asignatura de Emocrea (Educación Emocional y para la Creatividad). En un principio, dicha decisión provocó un debate educativo entre quienes defendían la importancia de este contenido para el desarrollo integral del alumnado, y entre quienes mantenían una posición crítica a su incorporación como asignatura en el currículum escolar de nuestra comunidad. Sin embargo, y a medida que fueron percibiendo los resultados tras su incorporación, el interés y la motivación hacia estos contenidos ha ido en aumentando. Pero … ¿qué piensa la población española en la actualidad?

La educación emocional, un elemento clave en la pandemia de Covid-19

Imagen de Caleb Woods en Unsplash

A raíz de la situación de alarma y confinamiento originados por la pandemia del Covid-19, la sociedad española debe enfrentarse a múltiples dificultades tanto en el ámbito sanitario, económico como educativo. En este último ámbito de conocimiento, estamos presenciando cómo algunas investigaciones evidencian que, la carencia de una educación emocional basada en el conocimiento y la consciencia de los propios sentimientos está favoreciendo la aparición de distintos trastornos en la población sobre todo en un tiempo marcado por la pandemia y la incertidumbre. Este mismo hecho, es presentado en el Estudio del impacto psicológico derivado del Covid-19 en la población Española (PSI-COVID-19), investigación emprendida por la Cátedra extraordinaria UCM – Grupo 5 Contra el Estigma. En dicha investigación, observamos que el grupo más afectado comprende entre los 18 y 39 años de edad con trastornos de depresión, ansiedad y síntomas somáticos en su mayoría, mientras que otros/as también manifiestan una sensación de soledad y de exclusión social. 

Ahora bien, ¿por qué se producen estos trastornos? ¿Podría ayudar a la disminución de estos trastornos, una formación específica orientada al descubrimiento y la gestión de las propias emociones en las edades comprendidas entre la etapa Primaria y Secundaria? El Gobierno de Canarias señala dentro del currículo de Educación Primaria, en el anexo 3º de Educación Emocional y para la Creatividad, que ‘la finalidad de dicha asignatura es validar el papel que desempeñan los aspectos del mundo emocional y creativo en relación con los contenidos curriculares como proceso y parte que garantizan la educación integral de la persona’. Dicho esto, debemos pararnos y reflexionar. Podemos empezar preguntándonos en qué situaciones de nuestra vida diaria no generamos emociones, quizás así nos daremos cuenta que hasta sentir indiferencia nos obliga a sentir.

El aburrimiento, la alegría, la calma, el amor, el ansia, el asombro, la confusión, el disgusto, la diversión, la tristeza, el enfado, la envidia, el interés, el miedo, … nuestro día a día viene marcado por emociones dadas por diferentes situaciones, en distintos contextos, con todo tipo de personas y a raíz de diversos motivos. 

¿Educación emocional a través de una enseñanza virtual?

En vista de su importancia, el siguiente desafío a resolver es cómo llevar a cabo una educación emocional a través de una enseñanza virtual y, además, con una nueva normalidad en la que nos vemos obligados a mantener un distanciamiento social. En la enseñanza presencial, muchos de los aspectos que se abordan en esta asignatura se realizan a través de los acontecimientos ocasionados por el alumnado dentro de la escuela. Sin embargo, ahora nos enfrentamos ante situaciones completamente individuales y sin relaciones directas y, por ello, debemos tener claro los contenidos que queremos afrontar. En primer lugar, para facilitar el aprendizaje del alumnado, debemos hacer uso de tecnología accesible, fácil e intuitiva de usar, que conste de un diseño atractivo y sencillo para captar la atención del estudiante.

Por otra parte, quisiéramos destacar que la retroalimentación y la comunicación, son características fundamentales para llevar a cabo esta educación, pues no sólo debemos invertir tiempo en conocer a los estudiantes y permitir que estos se conozcan entre sí, sino que debemos brindarles apoyo en toda la situación de aprendizaje y ganarnos su confianza para que puedan compartir libremente sus emociones con nosotros/as. Todo ello parece facilitar el trabajo y su enseñanza virtual, pero aún debemos resolver la incógnita de cómo plantear el contenido y llegar a conocer los pensamientos de nuestro alumnado. Una posible solución podría ser utilizar ejemplos de situaciones que podríamos experimentar en la nueva normalidad que, a vista del/de la docente, puedan generar emociones agradables y/o desagradables y, así, darle la oportunidad al alumnado de reflexionar y  ser consciente sobre cómo actuaría o podría actuar frente a distintos sucesos. 

La educación emocional en una nueva normalidad

La importancia de concienciar y educar a la población en una educación emocional, se ve aún más clara después de la pandemia que, a día de hoy, sigue presente en España. Todo esto confirma que el cómo actuamos y tomamos decisiones vienen dadas no solo por las experiencias vividas, si no por el nivel de conocimiento que creemos tener acerca de ellas. El conocimiento de uso y el saber de la existencia de nuestra inteligencia emocional, permite al alumnado obtener una serie de herramientas claves que le aportarán diferentes beneficios no sólo en el momento de enfrentarse a situaciones complejas futuras, sino también en su proceso de desarrollo. Es por ello que, en caso de volver a estar expuestos ante una situación de confinamiento, no nos podemos olvidar la importancia de favorecer este aprendizaje, el cual prevendrá no solo el malestar actual que puede estar originando dicha situación, sino que les ayudará a comprender esta nueva normalidad y todas las emociones que puedan experimentar a raíz de la misma.