En esta última década podemos observar, a través de la introducción de la tecnología en las escuelas, el constante desarrollo y la importancia que pueden tener dentro de este ámbito. Pero antes, debemos plantearnos la idea de si realmente las TIC benefician el proceso de enseñanza o si solo es una herramienta que puede facilitar al docente su trabajo. Autoras como Maggio (2012) distinguen diferentes tipos de inclusión de las tecnologías según su concepción e inserción en el ámbito educativo. Esta autora destaca la inclusión efectiva, que consiste en la utilización de las tecnologías educativas, pero de una manera forzada, puesto que no logran integrarlas didácticamente. Por otra parte, se habla de inclusiones genuinas, refiriéndose a un proceso de integración de las tecnologías, reconociendo a éstas como un campo necesario para la práctica de la enseñanza.
Docentes, alumnado y tecnología, ¿son compatibles?
Si tenemos en consideración los avances tecnológicos desde su inicio hasta la actualidad y decidimos pararnos a observar el aula de una manera externa, parece que, en muchos casos, no ha pasado por ningún tipo de cambio a lo largo de los años. Estamos acostumbrados a la enseñanza con pizarra, tizas y libros, clases magistrales donde el docente explica y el alumnado toma apuntes en su libreta y donde las fichas de tarea para llevar a la casa nunca faltan, pero… ¿Sigue siendo esa la realidad en todas las aulas? Con el paso de los años, y pese a las resistencias metodológicas y técnicas que se siguen percibiendo por parte del profesorado, el interior del aula se ha ido modernizando y con ello, han aumentado los conocimientos de todos sus integrantes. La generación digital (pizarras táctiles, tablets, portátiles, proyectores…) cada día tiene mayor importancia dentro del contexto del centro, favoreciendo que el profesorado y el alumnado deban actualizarse, acorde al mundo en el que vivimos para poder estar en sintonía con el mismo.
La tecnología se está abriendo paso de una manera fugaz a través de la introducción del nuevo material didáctico: las herramientas multimedia, proyectores, aplicaciones, recursos online, tablet. Esta nueva introducción, junto a los recursos tradicionales que ya conocemos (libros, pizarra, esquemas…), permite disponer de una experiencia de enseñanza-aprendizaje mucho más motivadora, atractiva y personalizada donde los/as alumnos/as pueden disponer de mayor cantidad de materiales de manera inmediata, permitiendo así, la mejora en la gestión del tiempo dentro del aula. Con todo ello, el conjunto de docentes se ha visto en la obligación de actualizarse y formarse para poder integrar las tecnologías digitales en su proceso de enseñanza. Esta actualización es una responsabilidad de los equipos docentes debido a que las nuevas generaciones de niños/as y adolescentes han nacido inmersos en un mundo tecnológico, y es papel del docente saber guiarlos para hacer un uso didáctico y responsable de estas nuevas herramientas. Viendo como se está produciendo este avance al mundo tecnológico dentro del aula, podemos cuestionarnos muchas preguntas pero, uno que debe ser y por lo tanto, el que más nos debe preocupar es…
¿Podemos hablar de las ventajas con las tecnologías digitales dentro del ámbito educativo?
Observando la incorporación de las tecnologías educativas dentro de los centros, podemos decir que el uso de estas permite llevar a cabo un proceso de enseñanza-aprendizaje más satisfactorio, haciendo que, tanto docente como alumnado, desarrollen capacidades y características que favorecen el aprendizaje de nuevas experiencias. No obstante, no podemos olvidar que, si no fuera por las metodologías activas, dificilmente las tecnologías podrían tener, por si solas, el efecto que pueden llegar a generar en la educación.
Dentro de la amplitud de ventajas que nacen con el uso de las tecnologías, podemos encontrar una que es base en el aprendizaje de los/as niños/as. Dentro de esas ventajas podemos ver que estas favorecen intrínsecamente la diversión dentro del aula. El docente puede disponer de una cantidad de herramientas más interactivas donde, el alumnado, a medida que se entretiene y mantiene su atención en el uso de la tecnología, aumenta el entusiasmo por aprender, concibiendo el aprendizaje de una manera divertida y llamativa. Por otro lado, el rápido alcance a la información dentro del aula se favorece gracias a la utilización de las tecnologías. De esta manera, el docente puede plantear dudas y cuestiones relevantes donde el alumnado, de manera autónoma o en grupo, puede dar pie a pequeñas investigaciones para conseguir acceder a la información deseada, facilitando de esta manera el autoaprendizaje.
Es necesario destacar que las posibilidades que tienen las tecnologías en el ámbito educativo son muy amplias, ya que abarca desde el trabajo cooperativo en grupos, pasando por la flexibilización de la enseñanza permitiendo que los/as alumnos/as sigan ritmos diferentes, hasta el aumento de la autonomía del estudiante, ayudando a ser más autosuficientes y resolutivos.
Educación tras Covid-19, ¿nueva actualización a un aula digital?
La incorporación tecnológica en el aula permite realizar un aprendizaje continuo gracias a que, en muchos casos, este aprendizaje se mantiene presente en la red, siendo posible acceder a la información en cualquier momento. Este hecho lo hemos podido comprobar recientemente debido a la pandemia mundial “Covid-19”, donde, la continuidad de la docencia ha sido posible gracias al uso de las tecnologías. Toda la sociedad, y no solo el mundo académico, ha podido comprobar la importancia que tiene introducirse en esta nueva generación digital. Por ello, un uso adecuado de las tecnologías en el ámbito educativo permite poder complementar el aprendizaje de los/as niños/as, favoreciendo a crear generaciones altamente cualificadas para poder desenvolverse responsablemente acorde a los tiempos actuales. Pero… ¿Qué opina la comunidad docente frente a estos cambios?
Conocemos y observamos algunas de las ventajas claves que la tecnología proporciona para enriquecer nuestra enseñanza-aprendizaje, pero esto no es suficiente para colectivos que se cuestionan si los cambios que están surgiendo son para mejorar o empeorar, intentando no introducir la tecnología en su proceso de enseñanza.
La educación bajo la influencia de la tecnología
Debemos tener claro que, según avanza la sociedad, debe existir un cambio en el sistema educativo. Estos dos cambios se producen de forma paralela, ya que existe una relación bidireccional entre ellas, es decir, si la sociedad sufre algún cambio, se verá reflejado en la escuela, y, de la misma forma, si la escuela sufre alguna modificación, éstas influenciaran a la sociedad, por lo que es conveniente reflexionar sobre este hecho e incorporar las tecnologías digitales para favorecer el aprendizaje activo del alumnado. En vez de usar las negativas a estos procesos de cambio, el profesorado debería reflexionar y aprender cuál es la mejor manera de introducir estas nuevas herramientas para modelar sus prácticas docentes y ofrecer así una educación de calidad y acorde con la realidad a su alumnado. Aunque este proceso no se realice de un día para otro, los/as docentes deben comprometerse en avanzar a medida que las tecnologías lo hacen en la sociedad.
Es fundamental que la educación de la escuela vaya acorde con la sociedad del momento, y que ésta sepa aunar todos los elementos que en ellas se desarrollan, formando así a esa generación de estudiantes que nos representarán como sociedad en día de mañana. Pero, aun teniendo estos aspectos claros, siempre aparecerá la misma pregunta: ¿Por qué no reflexionamos en torno a la utilidad de las tecnologías digitales para el cambio educativo y el favorecimiento al desarrollo integral del alumnado? ¿Qué me puede aportar las tecnologías digitales en mi aula? La tecnología no nos dará la solución para el cambio educativo, pero sí nos abre nuevas posibilidades y características para favorecer el replanteamiento pedagógico y metodológico necesario en el sistema educativo